Ayer fue detenido en Bogotá, Colombia, Jesús Santrich, una de las figuras más importantes de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).

La detención fue solicitada por el Gobierno de Estados Unidos, ya que una Corte de Nueva York le acusa de participar en el tráfico de drogas hacia el país norteamericano.

El hecho por el que se le acusa data de noviembre de 2017, es decir, un año después de haberse firmado el acuerdo de Paz.

Santrich no es un miembro cualquiera de FARC, ya que fue uno de los negociadores del proceso de paz del otrora grupo guerrillero, incluso había sido designado como futuro congresista.

Es tal la magnitud de este arresto, que el mismo Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, explicó los detalles de la detención.

El mandatario colombiano confirmó que hay «pruebas contundentes y concluyentes» de la responsabilidad de Santrich en estas actividades ilícitas.

El mandatario fue más allá y afirmó que «si cumplido el debido proceso y con pruebas irrefutables hay lugar a la extradición por delitos cometidos después de la firma del acuerdo (de paz), no me temblará la mano para autorizarla, previo concepto de la Corte Suprema».

Esta detención ha generado reacciones negativas en los integrantes de FARC, por lo que se percibe que el acuerdo de paz firmado con el Gobierno colombiano se tambalea.

Iván Márquez, uno de los líderes del ahora grupo político, señaló que el arresto se dio «bajo montaje», indicando que este es el «peor momento» que vive el proceso de paz.

Otro de los líderes, Pablo Catatumbo, expresó que «la paz está en grave riesgo».