Este sábado estalló un escándalo en Argentina, ya que el cadete Emmanuel Garay, de 19 años, murió tras cinco días de hospitalización después de haber pasado por un extenuante entrenamiento desarrollado en la Policía de La Rioja.
La causa de muerte fue una deshidratación extrema con falla multiorgánica.
Además, otros 14 cadetes tuvieron que ser ingresados en varios hospitales, al presentar cuadros de deshidratación severa y maltrato.
Los familiares de Emmanuel y de los otros jóvenes protestaron este lunes para que se haga justicia en este caso y se castigue a los responsables de esta muerte.
«Lo que le hicieron a los chicos ese día no fue un entrenamiento. Los maltrataron, les pegaron, les hicieron barbaridades. A mi hermano lo mataron. Parece un relato de la dictadura militar», reclamó Roque Garay, hermano de Emmanuel.
Los hechos ocurrieron durante el primer día de entrenamiento, durante el cual los cadetes fueron sometidos a un duro entrenamiento físico, bajo un clima de 40 grados, con la prohibición de ingerir líquidos.
Incluso los afectados señalaron que fueron sometidos a torturas y agresiones físicas.
Por su parte, Juan Luna, ministro de gobierno provincial, calificó el hecho como «gravísimo», «estamos consternados, eso no debió ocurrir», agregó el funcionario.
El mismo gobierno provincial abrió una acción penal contra los responsables del entrenamiento y altos mandos de la corporación policial, ordenando el arresto de cuatro comisarios y cuatro oficiales, a quienes se les acusa de homicidio e incumplimiento de deberes de funcionario público.
La ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, expresó vía Twitter «mucha tristeza» por la muerte de Garay.
Este lamentable hecho reavivó el debate sobre el tipo de formación que se les da a los integrantes de las fuerzas del orden en Argentina, pues se evocó el «Caso Carrasco», ocurrido en 1994 cuando el soldado Omar Carrasco fue asesinado en un ejercicio de entrenamiento en un cuartel, lo que marcó el fin del servicio militar obligatorio.